Tratamiento Hidratación Nutrición

Una piel sana e hidratada, impide la excesiva pérdida de agua, nos protege frente a toxinas o bacterias y contribuye a regular la temperatura corporal entre otras muchas funciones. El contenido de agua en la epidermis es el factor que más influye en el buen estado de la piel. Ante una piel deshidratada, humectar y regenerar son objetivos prioritarios para intentar restaurarla, ya que una piel deshidratada es una piel enferma.

Una piel deshidratada necesita una renovación completa. Necesita tratamientos hidratantes y nutritivos de calidad, enfocados a cubrir las distintas carencias creadas por la falta de hidratación:

• Aumentar la capacidad de retención de agua.
• Incrementar el grado de hidratación y elasticidad.
• Borrar las discromías.
• Alisar la piel y aumentar su luminosidad.